Tuesday, October 27, 2020

DUST 1947 - Último tren para Babilonia

Antes que nada comentar que esta partida la he jugado usando el reglamento Black Ops de Osprey a pesar de estar situada en el universo de Dust 1947. La narrativa de la historia hacía que este reglamento fuera el más adecuado para recrear el escenario del robo de un tren custodiado por guardias en la noche del desierto. 

Hago constar, también y con toda la humildad del mundo, que este escenario es un homenaje al informe de batalla Last Train from Goldwasser de la mítica página Major General Tremorden que ha inspirado a muchos de nosotros en este hobby, y de hecho las reglas que he utilizado para el tren son las que recoge el escenario original en su página web.

Black Ops es un reglamento inicialmente pensado para combate moderno, pero su mecánica de juego, en especial para incursiones en lugares protegidos por centinelas es muy recomendable. Me ha gustado mucho, a pesar de una pésima redacción pero funcionará muy bien en cualquier enfrentamiento del tipo de escaramuza, ya sea en un escenario de la primera guerra mundial o de ambiente futurista.

Sin más, viajemos hasta la provincia de Babil, en el centro del actual Iraq, a finales de 1947, en una lengua de tierra en la que el Éufrates y el Tigris parecen querer unirse. 

A pesar de los esfuerzos de un misteriosa secta para impedir que el yacimiento fuera expoliado por los ingleses, acontecimientos narrados en "Un Pozo de Maldad", los británicos habían descubierto en su interior piezas muy valiosas de la civilización Hitita, y habían extraído una singular estatua con inscripciones talladas en una lengua no conocida. La estatua en cuestión parecía ser la llave para abrir una puerta inter dimensional, no en vano en Acadio la antigua Babilum significa "La Puerta de Dios".

Sabedores de la importancia del hallazgo el alto mando ha llevado a cabo los preparativos necesarios para trasladar en tren la estatua hasta la base de la RAF en Shaibah, cerca de Basora, y viajar desde allí en avión hasta Inglaterra pasando por Alejandría, Malta, Gibraltar.

El tren partirá al amanecer, y hasta ese momento estará custodiado por tropas aliadas. Pero esta información ha llegado a oidos de ciertas personas que han hecho llegar la información al Culto...

...y en base a ello Ekaterina Simonova, líder de la cábala Amanecer Sagrado tiene otros planes para ese tren.
Planes que pasan por una incursión de la cámara militante del culto: los Saboteadores, fanáticos adoradores del dios primigénio Nyarlathothep, dispuestos a hacer saltar por los aires a todo y a todos los que se enfrenten a ellos con sus cartuchos de dinamita...

...así como las Doncellas del Culto, devotas del dios reptante.

Ignorantes a la amenaza y ateridos por el frio de la madrugada, los escasos centinelas se esfuerzan para no caer rendidos por el sueño y el cansancio y vagan de aqui para allá, acechando sombras que parecen cobrar vida en la oscura noche.

Mientras los Saboteadores continuan el avance sin hacer saltar las alarmas.
También lo hacen dos altas y siniestras figuras, los hermanos Rudolf y Bran Sebontterdoff. Miembros de la organización esotérica Thule y especialistas en comunicaciones y mecánica. Es en ellos en quién confía Ekaterina para poner en marcha la locomotora y escapar con el tren y su valiosa carga.
La infiltración continua sin despertar las sospechas de los centinelas que todavía no han detectado la presencia de los intrusos...

Pero la llegada de la patrulla motorizada que vigila el perimetro parece despertar de su letargo a los soldados...

...y uno de ellos detecta de inmediato a uno de los intrusos y gritando comienza a alertar a sus compañeros.

Al igual que un segundo centinela que se topa de frente con los Saboteadores.

Otro más, parece distiguir entre las sombras una forma oscura que avanza hacía el- ¡¿Alto, quien va?!

Por toda respuesta recibe una ráfaga de plomo que acaba con su vida.
Los gritos y los disparos acaban por despertar al oficial que descansaba en una Dar al Tuba cercana, - ¡¡¡Que demonios!!!
Pero de inmediato se da cuenta que están ante un ataque en toda regla y ordena al recien llegado jeep que avance para rechazar la intrusión.

Rolf Sebontterdoff alza su megáfono para ordenar abrir fuego de inmediato ya que no tiene sentido continuar con cautelas.
Y de inmediato sus ordenes son ejecutadas. El centinela que guarda la estatua cae abatido por uno de los saboteradores...
... y Rudolf alcanza la locomotora con la intención de comenzar a levantar vapor a la mayor brevedad...
... mientras Ekaterina intenta acabar con la vida del comandante aliado.
Pero no todo marcha del modo en que la belleza rusa había previsto. Uno de los centinelas acaba con la vida de una doncella...
... y otro más abre fuego de Supresión contra los saboteadores a los que había sorprendido...
... y que llevados por su fanatismo han querido continuar con su avance, pagando su lealtad con la muerte.
Mientras continua el asalto, los disparos de los subfusiles caen como el predisco sobre el soldado del palmeral pero por algún milagro consigue evitarlos.

El comandante aliado también abre fuego con su Sten sobre la enigmatica figura de la joven que acompañada de un León corre hacia él pero con sorprendente agilidad, la extraña mujer consigue evitar la ráfaga...

... y lanzar un ataque contra el rápido vehículo que pasa a su lado. Sorprendidos por el repentino ataque los dos hombres son incapaces de reaccionar y un disparo de la Mauser acaba con la vida del ametrallador. Su compañero presa del pánico acelera para salvar su vida...

... y escapa a toda velocidad hacia el interior del desierto poniendo tierra de por medio.

 

Rudolf Sebontterdoff ha conseguido presión suficiente y la vieja máquina comienza a coger inercia. En el vagón posterior se ha subido uno de los Saboteadores decidido a salvaguardar a toda costa la siniestra y misteriosa escultura que se yergue a su lado...

... y mientras el solitario soldado en el palmeral consigue acabar con otra de las doncellas - ¡¡¡Muere sucia cucaracha!!!
Pero hay más del lugar de donde éstas vienen y al poco tiempo se ve completamente rodeado de aquellas mujeres que parecen vestir los sudarios de su anunciada muerte.
El ruido del combate lo envuelve todo, disparos, explosiones, y un atronedor rugido le impide al comandante aliado ver llegar la imponente masa de la locomotora que destroza inmisericorde con su frágil cuerpo cuando locomotra y vagones pasan por encima suyo.

Sin que ya nadie ofrezca resistencia el tren avanza, aún sin demasiada velocidad para permitir que los supervivientes del Clan puedan embarcar...

... pero no es sencillo subir en marcha y una de las doncellas paga con su vida tras intentarlo.
Ekaterina ha buscado un atajo y espera al tren un poco más alla...
... y con su prodigiosa agilidad tanto ella como su mascota felina suben sin dificultad al vagón.
La incursión ha sido un éxito pero... ¿Donde está Bran Sebontterdoff? Nadie le ha visto, ellos son los únicos supervivientes del ataque pero ninguno sabe nada sobre su paradero. El destino del alemán esombrece la alegria por el éxito de la misión.