Poseo una extensa colección de barcos y embarcaciones relacionadas con las acciones costeras durante la segunda guerra mundial, todos ellos de la antigua marca Skytrex y a escala 1/600. El reglamento que elegí para ellos fue Scnell Rules for Schnell Boote, un reglamento escrito por David Manley y que recomiendo encarecidamente por su compromiso entre jugabilidad y simulación.
1/600 es una escala bastante grande a pesar de que las embarcaciones que se vieron implicadas en las batallas costeras durante el conflicto mundial no eran demasiado grandes y aún con eso me veía obligado al uso de una gran superficie de juego.
Por todo ello la noticia del lanzamiento de un juego por parte de Warlord a escala 1/300 borró de inmediato mi interés por el mismo, la superficie para jugar se me antojaba enorme.
Pero todo eso ha cambiado ahora. Debo reconocer que he claudicado, y todo ello por una razón: el lanzamiento de un nuevo modelo de barco por parte de Warlord Games, el pintoresco Kriegfishkutter alemán.
No me preguntéis porque pero la idea de salir a la Mar a combatir en un pesquero de no más de 24 metros de eslora y con un andar que no supera los 9 nudos tiene mucho de heroico y también de patético pero en tiempos difíciles es obligado tomar decisiones difíciles. El modelo es fantástico, fácil de montar y queda espectacular una vez pintado.
Armado con una pieza principal de 37mm a proa, dos ametralladoras en las bandas y un ajuste doble de 20mm a popa podemos decir que tiene "buen hierro" para repartir y claro, una cosa llevo a la otra así que le busque un contrincante apropiado. Y que mejor que la Fairmile B, con un desplazamiento y un armamento muy similar al del pequeño navío alemán.
El escenario que he elegido es muy similar al primero del reglamento de Cruel Seas: "Ships in the Night". Ambas embarcaciones navegan de vuelta encontrada y de inmediato las dotaciones son llamadas a sus puestos.
Tan pronto están en alcance el pequeño barco alemán abre fuego sobre la lancha británica, y a pesar de la gran distancia le causa los primeros daños.
De inmediato, los británicos responden al fuego con la pieza de 3 libras de popa, la única con suficiente alcance para impactar.
Como resultado el barco alemán sufre sus primeros daños.
El alcance entre ambos barcos se reduce poco a poco y los impactos continúan sucediéndose, de inmediato la embarcación británica vuelve a ser alcanzada, y esta vez los daños son mucho más graves matando a toda la tripulación de la pieza de 3 libras de popa y causando grandes fallos estructurales.
La única solución es detener la marcha y proceder a reparar los daños causados así como volver a tener lista la pieza de proa.
La breve pausa en el combate permite al Kriegfishcutter llevar a cabo un cambio de rumbo para intentar alejarse de su némesis.
Pero los ingleses no están dispuestos a soltar su presa y una vez reparada la pieza de proa vuelven a hacer fuego con la misma.
Y esta vez los resultados son devastadores, el disparo ha alcanzado una de las cajas de respeto de la pieza principal de 37mm, y hace saltar por los aires todo lo allí almacenado, dejando en la práctica a la pieza inutilizada para el resto del combate.
La única esperanza para el barco alemán es intentar escapar pero su pobre andar no le hace albergar muchas esperanzas a las germanos.
La Fairmile continua acelerando y abriendo fuego, acortando la distancia.
Quizás en un exceso de confianza, la embarcación británica se ha acercado demasiado lo que le permite a la pieza de popa alemana con su afuste doble de 20mm, a barrer de proa a popa a su contraparte provocándole gravísimos daños, entre ellos al timón, lo que de inmediato provoca un viraje accidental a estribor de la Fairmile.
El capitán ingles reduce de inmediato su velocidad pero el giro parece darle esperanzas de escape al pequeño barco alemán.
Pero un último disparo de los británicos reduce a astillas al barco alemán, que desaparece bajos las aguas con pasmosa velocidad.
Sin que sirva de precedente debo reconocer que el reglamento es tan sencillo que permite disfrutar de la partida sin detenerse a estudiar tablas y datos complicados, algo muy común en los wargames navales. Así que tras disfrutar montando, pintando y jugando a Cruel Seas, creo que repetiré pronto.
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