"Forasteros, yo, Vriprix el Mago tengo una tarea que encomendaros. Aceptarla y os recompensaré con generosidad. No muy lejos de este castillo encontraréis unas ruinas, ahora en decadencia, un antaño prospero templo, ahora olvidado, derruido y yermo. Más solo en apariencia, ya que entre esas ruinas crecen unos hongos, que son de mi particular apetencia. Cierto es que solo crecen en los despojos de los muertos, pero sino fuera así carecerían de ese toque "especial" al que mi paladar no puede resistirse. Eso sí, cuando allí lleguéis tendréis la sensación de que no habéis sido los primeros en acudir, y si no os andáis con cuidado, tampoco seréis los últimos..."
En mi alocada carrera por seguir buscando nuevos mecanismos de juego me tope con "Forbbiden Psalm", un juego de miniaturas basado en el afamado juego de rol Mörk Borg y ambientado en un mundo moribundo condenado a una "inminente" destrucción, un Apocalipsis anunciado e irrevocable. Pero en el tiempo que resta, algunos aventureros, hombres y mujeres sin esperanzas que se aferran a esos últimos días para robar cualquier objeto de valor que mitigue sus miserables vidas en el breve tiempo que les resta sobre la tierra.
Y el solitario mago Vriprix, escondido en su aislada torre posee inmensas riquezas y caprichosos deseos que él no puede satisfacer pero aquellos lo suficientemente osados o quizás desesperados que se atrevan a afrontar los peligros que esconden recibirán una generosa recompensa.
Forbidden Psam plantea 10 escenarios diferentes en una campaña donde nuestros atribulados sobrevivientes pueden consolarse con tesoros que al menos hagan más pasajeros los días que aún resten hasta la destrucción.
En este primer escenario, mi banda, ha de registrar los cadáveres que yacen en unas ruinas para buscar los hongos que Vriprix tanto desea y por los que está dispuesto a pagar con generosidad. Lo que el mago no nos dijo es que escondidos entre las ruinas viven unos siniestros gules, que consideran a los visitantes como inesperados y exquisitos manjares.
Cualquier figura en contacto con alguno de los cadáveres podrá llevar a cabo la búsqueda de los hongos, y encontrar tesoros pero hacerlo conlleva toparse con los gules.Mientras, Dhardan, el arquero, se inclina por el cadáver más cercano.
Tras inspeccionar los restos, halla unos arrugados pergaminos (ver más adelante) pero de inmediato se enfrenta a los guardianes de las ruinas, un siniestro Gul.
Lo que hace intervenir al mago Nevin, quien lanza el hechizo "Obey" sobre la retorcida bestia.
Sabedor que los Gules de esta especie son luchadores tenaces, imposibles de evitar una vez en combate cuerpo a cuerpo, el mago Nevin recurre de nuevo al hechizo "Obey". Y esta vez, recita bien el conjuro, conminando al monstruo a retroceder a regañadientes y esconderse entre los muros en ruinas.Mientras, el pequeño Toad ha preferido acudir en ayuda de su amigo Edwin y ataca al gul.Desafortunadamente no logra hacerle daño. Al menos él tampoco lo recibe.
Al menos el pequeño Toad logra herir a la bestia con la que se enfrenta, que nuevamente se ha acercado a ellos. La herida es grave pero no suficiente para acabar con la bestia. Y eso que hemos tenido que consumir la carta de Portentos que permite causar el máximo daño posible; pero la piel de los Gules es resistente. El arquero Dhardan continua lanzando flechas pero la fortuna hoy le es esquiva.El Gul decide encararse a Edwin, a quién hiere gravemente.Dhruum si asesta un nuevo tajo sobre la bestia que le acecha y consigue acabar con ella.Mas el tiempo se acaba, el sol ya se oculta y debemos abandonar la búsqueda. Nevin consigue alejar de nuevo a otro Gul, mientras que el resto de la banda se encamina de regreso a la torre del mago Vriprix.