Su universo es el inicio de toda mi pasión por este hobby, su ambientación continua aún hoy, 20 años después de su creación, siendo una poderosa fuente de inspiración. El número de seguidores y aficionados que juegan en sus ruinosas calles continua creciendo, quién mas, quién menos ha buscado piedra bruja en la ciudad maldecida por el cometa. Además como juego posee numerosas ventajas, un reducido número de miniaturas, un estupendo diseño de campaña que incorpora elementos de los juegos de rol, un estimulante trasfondo. La experiencia de tres grandes diseñadores de juegos, Rick Priestley, Tuoman Pirinen y Alessio Cavatore, tienen la culpa de la existencia de Mordheim, en especial el segundo.
Mordheim, además, tiene para mí el grandísimo honor de ser el juego que me permitió conocer a un pequeño grupo de aficionados que con pasión se reunían jueves tras jueves para vivir apasionantes aventuras y a los que ahora, tras innumerables peripecias puedo llamar con orgullo, amigos.
Los relatos de aquella larga campaña están repletos de hazañas gloriosas y de épicas pifias, todo lo cual daba vida a nuestras pequeñas creaciones de plomo y plástico que poblaban las siniestras calles de la ciudad maldita. Y en todas ellas me queda el recuerdo de momentos maravillosos, de carcajadas, de cabreos simpáticos y, a decir verdad, de cierta irritación cuando alguno de nosotros se tomaba demasiado tiempo en plantear que iba a hacer cada una de sus miniaturas...
Con el tiempo son muchas las bandas que fui creando, Marienburgueses, Cazadores de Brujas, Skavens, Orcos y Goblins, Hombres Bestias, Enanos, No Muertos y alguna más que ya no recuerdo.
El universo de Mordheim ha crecido como un universo en expansión, sostenido en un principio por Specialist Games y más tarde por una legión de fanáticos que aportaron personajes, escenarios, reglas y hasta nuevas ambientaciones como Mousillon, Lustria o Khemri. Durante un tiempo Fanatic, la división de juegos de especialistas, apoyó el juego con la publicación de veintinueve números de la revista Town Cryers de la que surgieron nuevas bandas, escenarios, ambientaciones y consejos de modelismo. El número 27 es el origen de la banda que hoy os presento: El Carnaval del Caos.
Una banda mítica, que tuvo miniaturas oficiales pero que, al menos para mi, quedo enterrada por nuevas aficiones, y por que no decirlo unas miniaturas no muy atractivas.
Con un fantástico trasfondo, mérito del aterrador relato que ilustra el comienzo de sus reglas, el Carnaval del Caos constituye una muy atractiva quimera que creo que todo jugador de Mordheim hace sentir como propia.
Los años han pasado y Games Workshop ha continuando poblando nuestras horas de hobby con nuevas ambientaciones, reglas y una oleada de miniaturas que con el apoyo de las nuevas tecnologías han alcanzado un gran esplendor en el diseño y creación de personaje.
Muy recientemente dos lanzamientos llamaron mi atención. Por una parte KillTeam: Rogue Trader con unas fantásticas miniaturas, ideales para Inquisimunda o INQ28 y entre las cuales me fije especialmente en las figuras de los Nightmare Hulks y los Vox Chambers. Los primeros son perfectos para hacer de Brutos (Brutes), aunque en este caso con numerosas transfromaciones, mientras que los segundos, los encontré perfectos para Los Corrompidos (Tainted Ones).
Para la maligna figura del Magister necesitaba una figura con personalidad propia y tras valorar muchas opciones me decidí por transformar un Nauseous Rotbone, el Plague Surgeon del ejercito de Nurgle para Warhammer 40.000. Creo que la figura recoge muy bien la intrigante y siniestra personalidad del líder de esta siniestra secta.
Los Nurgletes eran la parte sencilla y para el carro, que aún no he terminado, pues me falta ponerle los posters en su exterior, me decante por el carruaje gitano de Sarissa Precisión.
Finalmente, para completar los secuaces, que mejor que la nueva banda de Necromunda, los Cawdor que con su aspecto medieval son un indispensable para multitud de transformaciones, en este caso ayudados por la incorporación de cabezas y brazos de los cultistas de Frostgrave.
Lo cierto es que terminar esta banda me hace sentir como que finalmente he conseguido cerrar un circulo, mi particular tributo a un estupendo juego, a un universo maravilloso y evocador que me ha aportado muchos buenos momentos en mi vida como aficionado de este hobby.