Como bien saben los que nos dedicamos a esta afición, una enfermedad que nos aqueja de forma continuada es la constante necesidad de comenzar proyectos nuevos como si no hubiera un mañana.
Acumular más plomo, contaminar más el mundo con el petróleo que contienen nuestras miniaturas de plástico, y por encima de todo llenar hasta el último centímetro cuadrado de nuestras pequeñas viviendas de clase media con toda clase de cajas y maletines repletos de miniaturas, escenografía y demás constituyen una parte imprescindible de nuestro hobby.
Si, he vuelto a hacerlo. He iniciado un nuevo proyecto. Pero no uno cualquiera....
¡Gorkamorka!
Junto a sus ilustres hermanos, Necromunda y Mordheim, constituyen la santísima trinidad de los juegos de escaramuzas de Games Workshop. Una edad de oro de los juegos de la casa inglesa que poseian buenos reglamentos, excelentes miniaturas, trasfondos elaborados y un soporte constante y tenaz por parte de nosotros, los aficionados y de la propia casa madre hasta su amargo final, aunque esto ya es otra historia...
Junto a Battlefleet Gothic y Epic han llenado muchas horas de mi vida regalándome diversión y fantásticos momentos junto a mis camaradas que pasaron de ser compañeros de juego a grandes amigos gracias a aquellas partidas.
Pero dejando de lado al patito feo (al menos para mí y para mi amigo Javier), Blood Bowl, me quedaba descubrir el desierto del difunto Angelis de la mano de Gorkamorka. Y me he dicho: pues esto tiene solución y tate, dicho y hecho, GW vuelve a ganar pasta conmigo.
Así que sin más os presento mis primeros pasos por el satélite de la estrella binaria XCV-108.
Para empezar un clásico puesto al día. Un camión Orko con su Noble, su mekániko y unos pocos chicos. Una banda de 100 piñoz.
Y como buen jugador solitario necesitaba una banda contrincante para la parte contrincante. O sea...¡Yo!
Para probar nuevas cosas me he decidido por las motos. Tacticas diferentes y mecanismos de juego variados.
No contento con ello decidi meter alguna de las bandas nuevas y me decidí por los Grotw en su búsqueda de su independencia
Aqui lo tuve más dificil porque GW solo fabrica las miniaturas pero no los vehículos. Un rápido vistazo a Ebay me hizo olvidar de inmediato la loca idea de pagar una fortuna por los Cutta y Lugga clásicos así que no me ha quedado otra que partir de cero.
El Cutta es un deslizador y para su construcción he utlizado plasticard, piezas de un juguete, las ruedas de Zinge Industries y la omnipresente caja de restos.
¡Et. Voila! Con capacidad para 10 Grots estoy deseando verlo volar por las arenas de Angelis.
Eso es todo... Por el momento.